¿Te da la sensación de que hace mucho que pasó la cuarentena? ¿A que es curiosa esa sensación? ¿Te resulta incómodo que te hablen de coronavirus y la importancia de ponerte mascarilla al estar con gente o grupos de amigos? Hoy he encontrado un ratito para traeros lo que parece un título de película: “El Poder de la Negación”. Y no va sólo por la situación social que vivimos con el coronavirus, ya que tan sólo me sirve de ejemplo.
La negación es un mecanismo de defensa. Podemos definir los mecanismos de defensa como procesos internos o inconscientes que se encargan de aminorar las consecuencias negativas generadas por eventos demasiado intensos a nivel emocional, de tal manera que el individuo pueda continuar funcionando normalmente. La defensa actúa como protección, destinada a minimizar el impacto psicológico de ciertas situaciones.
Hay 3 de los síntomas más notables de la negación, que te permitirán saber cuándo es un problema y no un mecanismo temporal:
• Minimizar las posibles consecuencias de un problema.
• No reconocer una situación difícil.
• Intentar evitar enfrentarte al problema, mirando hacia otro lado.
Dicho llanamente, la persona busca no agobiarse, y se enfrenta a los conflictos negando su existencia o su relación con ellos. Rechaza aquellos aspectos de la realidad que considera desagradables. El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas, negándose a reconocer algunos aspectos dolorosos de la realidad externa, aunque a veces son muy claros y evidentes para los demás.
Qué tal si piensas en alguien que tiende a estar en negación, o bien miramos hacia nosotro/as mismo/as (no con afán de crítica que no llevaría a nada, sino de autoconocimiento), para entender con una reflexión, de qué se está protegiendo una persona o bien de qué te proteges tú cuando niegas algo que sucede. Y atención: la negación, puede poner en peligro a la persona. Porque cuando se niega un problema, no hará más que crecer y ser cada vez más difícil de atajar y solucionar.
Os pongo algunos ejemplos:
1. Unos padres trabajadores de economía media, ven que su hija de 15 años trae unos zapatos de marca muy cara, otro día un Iphone último modelo, un colgante de oro que dice le ha regalado una amiga… La tutora del instituto les llama porque la chica tiene mala actitud y falta a clase. Los padres reaccionan indignados con la profesora, porque les habla mal de su hija, así que reaccionan quitándola de ese colegio. (No pueden soportar el dolor de que su única hija esté metida en algo “oscuro”).
2. Una mujer ve fortuitamente, como su cuñado está besando a una desconocida en un bar. Esta mujer avisa a su hermana de que su marido le está siendo infiel. La mujer reacciona diciéndole a su hermana, que siempre ha estado celosa de ella, que lo que quiere es destruir su matrimonio y no se cree nada de lo que le dice. (Emocionalmente le duele tanto, que salta su autodefensa de la negación, para autoprotegerse de ese sufrimiento. Mejor maldecir a su hermana, al fin y al cabo, siempre estará ahí).
3. Unos padres de avanzada edad, que niegan el maltrato físico y psicológico que su hijo le hace a su pareja. (No pueden soportar ni imaginar que su hijo empresario y exitoso, es un maltratador).
En todas estas personas que están en negación, su reacción de defensa surge de manera automática, es inconsciente y su objetivo es, ante los diferentes conflictos psicológicos, reducir la ansiedad y el malestar ante agentes estresantes internos y/o externos. Mediante este mecanismo la persona rechaza reconocer algún aspecto doloroso de la realidad.
Sólo he puesto unos pocos ejemplos cotidianos de este modo de enfrentarse a los conflictos negando su relevancia o incluso su existencia, pero una de las situaciones más significativas para definir este concepto, es el duelo tras la pérdida de un ser querido. Ante este acontecimiento, las personas pasamos por una serie de fases, en las que está implícita, y casi siempre en primer lugar, la negación. En este sentido, el impacto emocional provocado por el acontecimiento provoca la no asimilación de lo que ha pasado, evitando aceptar la realidad y bloqueando de esta manera el dolor asociado.
Lo más importante aquí, es comprender que, aunque puede ser una fase totalmente normal, además de habitual en los acontecimientos negativos, debemos ser capaces de detectarlo, aceptarlo e integrarlo para seguir avanzando en nuestro día a día. En sí, constituye un modo de intentar evitar el afrontamiento de los diferentes problemas, los cuales la mayoría en un futuro deberemos encarar y solventar, no solo para impedir fomentar el crecimiento del malestar emocional, sino para permitirnos dar el paso hacia el bienestar psicológico.
Todos queremos una “nueva normalidad” y que el coronavirus no estuviera estropeando nuestros planes, pero...negarlo, ¿es la solución? Así que, si estás leyendo esto, recuerda: “Nunca subestimes el Poder de la Negación”. Desde gobernantes de todo el mundo hasta ciudadanos de a pie lo sufren. No va de ser o no inteligente. Se refiere a la capacidad emocional de afrontar un problema. Todo es psicológico. No me digáis que la psicología no es apasionante y algo común para todos/as!
Te hablaré de las causas de la negación y, lo más importante, cómo tratarla, en el próximo artículo.
Un saludo. Cristina Ureta.
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